lunes, 14 de septiembre de 2009

El bibliotecario como defensor de la libertad intelectual




A tenor con las censuras que se están llevando a cabo en las escuelas del Departamento de Educación, deseo que recordemos que como bibliotecarios escolares, somos defensores de la libertad intelectual. Tenemos criterios para desarrollar colecciones y para decomizar recursos como parte del proceso de desarrollo de la misma, sin embargo, podemos discernir entre el trigo y la cizaña. Como profesionales de la información, éticamente capacitados, entendemos que no podemos dejar que nuestras ideas políticas, creencias religiosas o falta de las mismas, agendas personales, entre otos factores, nos cieguen a la hora de evaluar que se les debe ofrecer a nuestros usuarios. Si bien es cierto que nuestra colección sustenta el currículo, la misma no se puede limitar a eso. Nuestro deber es ser un enlace entre el usuario y la infomación desde sus varios puntos de vista. No podemos convertirnos en carceleros intelectuales y truncarles el acceso a varias áreas del conocimiento a unas mentes que desean aprender. Estamos en un país que aún defiende la libertad de expresión y la libertad intelectual, ¿o me equivoco?

Me uno a las palabras del Premio Nobel de literatura de 2003, el sudafricano, J.M. Coetzee, sobre la censura, cuando dice: "si se producen expresiones desafortunadas, "eso es parte del precio de la libertad". "El remedio es peor que la enfermedad. La institución de la censura otorga poder a personas con una mentalidad fiscalizadora y burocrática que es perjudicial para la vida cultural, e incluso la espiritual, de la comunidad". http://www.lavanguardia.es/lv24h/20070816/53384761762.html



Por otra parte, que casualidad o que oportuno, el hecho de que a partir del 26 de septiembre de 2009, la American Library Association (ALA), inicia la semana del libro censurado, http://www.ala.org/ala/issuesadvocacy/banned/bannedbooksweek/index.cfm.

Por cierto, para quienes no hayan leído los libros que el Departamento de Educación ha censurado, como han confesado sus mismos censores, (así como lo lee, ellos mismos no han leído estos libros), permítanme recomendárselos, ¿quién se anima a iniciar un club de lectura de profesionales de la información en Puerto Rico?

Estos títulos son excelentes para comenzar:

El entierro de Cortijo de Edgardo Rodríguez Juliá (Puerto Rico) (Obra magistral que presenta la barriada y la pobreza de la que surge ese gran percusionista, Cortijo, con un uso del lenguaje de una manera excepcional, por cierto, ¿quien no recuerda a Maelo cantando con Cortijo, "Quítate de la vía, Perico....."?).

Antología personal de José Luis González (Puerto Rico)
(¿recuerdan, el cuento corto
"La carta" en la que un puertorriqueño en los Estados Unidos le escribe a su "bieja" para decirle que está muy bien con tremendo trabajo, mientras saca un brazo para mendigar lo necesario para reunir el precio de un sello postal? Sí, ese cuento está en esta antología, "la ignorancia es atrevida").

Reunión de espejos de José Luis Vega (Puerto Rico) Una colección de los mejores cuentistas puertorriqueños, memorable por demás.

Mejor te lo cuento: Antología personal de Juan Antonio Ramos (Puerto Rico) (La obra contenida en este texto, presenta un claro reflejo de la clase media puertorriqueña, al estilo maravilloso de Juan Antonio Ramos).

Aura de Carlos Fuentes (México) (Obra del realismo mágico latinoamericano que nos recuerda a "The Aspern Papers" del estadounidense Henry James, repito la ignorancia es atrevida).

Y bueno.... ya que estamos en esas, no olvidemos La segunda hija de Olga Nolla.

Espero que disfruten su lectura, ellos, entre muchos otros, me han formado intelectualmente.


Deseo compartir con ustedes la Declaración de la IFLA sobre las bibliotecas y la libertad intelectual la cual lleva diez años de ser publicada y de estar vigente, a modo de reflexión dentro del contexto de lo ocurrido en días recientes. Por favor, dejen sus opiniones y comentarios al respecto.



Declaración de la IFLA sobre las bibliotecas y la libertad intelectual
http://www.fundaciongsr.es/documentos/manifiestos/difla-es.htm

La Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias (IFLA) apoya, defiende y promueve la libertad intelectual según lo definido en la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

La IFLA declara que los seres humanos tienen el derecho fundamental de tener acceso a las expresiones del conocimiento, del pensamiento creativo y de la actividad intelectual, y de expresar públicamente sus opiniones.

La IFLA cree que el derecho al conocimiento y a la libertad de expresión son dos aspectos del mismo principio. El derecho al conocimiento es un requisito para la libertad de pensamiento y de conciencia; la libertad de acceso a la información es una condición imprescindible para el ejercicio de la libertad de pensamiento y de la libertad de expresión.

La IFLA afirma que el compromiso con la libertad intelectual es una responsabilidad básica de los profesionales de las bibliotecas y de la información.

La IFLA, por lo tanto, invita a las bibliotecas y al personal bibliotecario a adherirse a los principios de la libertad intelectual, al acceso sin restricciones a la información y a la libertad de expresión y a reconocer la privacidad del usuario de la biblioteca.

La IFLA insta a sus miembros a promover la aceptación y la puesta en práctica de estos principios. En esta perspectiva, IFLA afirma que:

- Las bibliotecas proporcionan al acceso a la información, a las ideas y a las obras de creación. Sirven como puertas de acceso al conocimiento, al pensamiento y a la cultura.
- Las bibliotecas proporcionan un apoyo esencial para el aprendizaje a lo largo de toda la vida, para la toma independiente de decisiones y para el desarrollo cultural tanto individual como colectivo.
- Las bibliotecas contribuyen al desarrollo y mantenimiento de la libertad intelectual y ayudan a salvaguardar los valores democráticos básicos y los derechos civiles universales.
- Las bibliotecas tienen la responsabilidad de garantizar y de facilitar el acceso a las expresiones del conocimiento y de la actividad intelectual. Con este fin, las bibliotecas adquirirán, preservarán y harán accesible la más amplia variedad de materiales, reflejando la pluralidad y diversidad de la sociedad.
- Las bibliotecas garantizarán que la selección y la disponibilidad de los materiales y servicios bibliotecarios se rijan por consideraciones profesionales y no por criterios políticos, morales o religiosos.
- Las bibliotecas adquirirán, ordenarán y difundirán los recursos informativos libremente y se opondrán a cualquier forma de censura.
- Las bibliotecas facilitarán materiales y servicios accesibles por igual a todos los usuarios. En ellas no habrá discriminación alguna debido a la raza, religión, sexo, edad o por ninguna otra razón.
- Los usuarios de las bibliotecas tendrán derecho a la privacidad personal y al anonimato. Los bibliotecarios y el resto del personal de la biblioteca no revelarán a terceros la identidad de los usuarios o de los materiales que utilizan.
- Las bibliotecas financiadas con fondos públicos y de acceso público mantendrán los principios de la libertad intelectual.
- Los bibliotecarios y el resto de empleados en tales bibliotecas tienen el deber de mantener esos principios.
- Los bibliotecarios y el otro personal profesional de las bibliotecas serán responsables tanto ante sus patronos como ante los usuarios. En caso de conflicto entre esas responsabilidades, será prioritario el deber hacia el usuario.

Esta declaración fue elaborada por IFLA/FAIFE (Commitee on Free Access to Information and Freedom of Espression = Comité de Libre Acceso a la Información y la Libertad de Expresión) y aprobada por su Comité Ejecutivo en La Haya, Holanda, el 25 de marzo de 1999.

Por: Cindy Jiménez-Vera, MIS


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